Alberto Molina y sus dos hermanos, son vecinos del más humilde origen, y tras años de esfuerzo, sacrificio y gestiones, hoy fabrican ladrillos ecológicos, provenientes del reciclado de los plásticos que pululan a lo largo y ancho de toda nuestra comunidad, generando puestos de trabajo, ayudando al medioambiente y ofreciendo un producto de alta calidad a un precio inferior a los tradicionales.