Hoy se cumple el primer año del cuarto mandato del Dr. Jorge Adrián Casadei como intendente municipal de San Antonio Oeste, y quiero tomarme el atrevimiento de dirigirme a él de forma personal.
No soy su amigo, no compartimos comidas ni cafés, tampoco grupos de amigos. Sin embargo, le tengo afecto y respeto, aunque siempre he sido crítico de su gestión, desde el primer minuto de los trece años que lleva al frente de la comuna, el lugar donde tengo todo lo que poseo en esta vida.
Me apena lo opaco de este, según expresó alguna vez, su último mandato. Su intención, al parecer, es retomar su puesto como abogado en la aduana, donde tiene asegurado un cargo de planta permanente debido a su trayectoria política activa. Lo conozco desde que llegó a San Antonio Oeste de la mano de «Don» Pablo Verani, y logró su primera victoria en una gestión que no fue nada fácil.
Recordemos que apenas había jurado «cumplir y hacer cumplir, en cuanto de él dependa, la Carta Orgánica Municipal y las Constituciones de Río Negro y de la Nación Argentina» cuando Jorge Bridi introdujo el buque palangrero Cleopatra en las aguas del golfo con líneas de 50 mil anzuelos, dejando a más de 100 lanchas pesqueras artesanales arrumbadas en los patios de las casas.
«No le faltan pulgas al perro flaco», decían las abuelas, y Casadei, a lo largo de sus gestiones, tuvo que enfrentar el cierre de grandes plantas pesqueras, dejando a centenares de obreros en la calle. En esos momentos difíciles logró mostrar su temple de «piloto de tormentas», entre muchas otras dificultades que azotaron a nuestra comunidad durante sus tres mandatos anteriores.
Me cuesta entender el desdibujado Casadei de hoy. A pesar de contar con el gabinete más grande en la historia municipal de SAO y un número nunca transparentado de personal comunal, esas herramientas no se reflejan en acciones al servicio de los vecinos.
El numeroso grupo de funcionarios, pálidos por su encierro en oficinas, desconocen tanto las calles como las necesidades de las personas a quienes deberían servir. Esto no ha generado más que críticas, especialmente por acciones poco claras, como el intercambio de tierras por bienes y servicios de terceros. La impopularidad de ellos, en especial la de «el prestado», tu amigo personal, es evidente entre los vecinos, quienes con sus tributos pagan sus regios salarios a cambio de la nada más absoluta o de chambonadas inconcebibles.
Adrián, aún tienes tiempo por delante. Te quedan uno o tres años de gestión, dependiendo de la fuente. Ya has demostrado, en los peores momentos, que puedes hacernos «zafar de la varadura» y dar un golpe de timón para alejarnos de los arrecifes y llevarnos a buen puerto. Retoma el mando, libérate de funcionarios inútiles y costosos que no funcionan, y vuelve a la gente y a sus necesidades.
Nos merecemos al intendente que alguna vez fuiste. La gente te eligió por cuarta vez, y si tu decisión es dejar el cargo, hazlo por la puerta grande, no diluyéndote en los resumideros de la mediocridad. Vos y nosotros lo merecemos.
Julio Ramón Alcalde
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