Pablo Gustavo Díaz: «ESCENARIOS ELECTORES EN LA PREVIA LEGISLATIVA 2021»

Muchas veces las elecciones de medio término se utilizaron en argentina para redibujar su mapa político. Por ejemplo, en 1997 la conformación de la ‘Alianza’ y su victoria en esas elecciones legislativas frente al poderoso PJ menemista abrió la puerta a la llegada de Fernando De la Rúa a la presidencia de la nación en 1999. En 2005 el triunfo del Frente para la Victoria por sobre el PJ
bonaerense abrió la puerta al nacimiento del kirchnerismo a nivel nacional. Y en 2009 y 2013 los triunfos de Francisco de Narváez y Sergio Massa mostraron la llegada de un nuevo tipo de votante a la política argentina.


Días atrás me planteaba la pregunta si la política argentina se encontraba finalmente atrapada en la bipolaridad o el contexto pandémico de esta nueva elección legislativa de 2021 abriría espacio al surgimiento del albertismo redibujando el escenario político al estilo de sucedido en las elecciones
de 2005, 2009 y 2013.
Para responderla me sumergí en la investigación del archivo histórico de encuestas y resultadoselectorales desde 2015 a la fecha y pude comprobar algunas cosas. La primera fue la existencia de ese electorado independiente y volátil que tan brillantemente calificó con el nombre de ‘desregulado’ el maestro de la consultoría política Carlos Fara. La segunda es que ese electorado se ubica en el centro ideológico, identificándose con figuras moderadas como Sergio Massa,
Roberto Lavagna o el mismísimo presidente de la nación, Alberto Fernández a nivel nacional, y con caudillos provinciales en el interior. La tercera es que ese espacio es el que define las elecciones, aportándole las mayorías circunstanciales a quien mejor los represente en ese momento.
Intentaré clarificar un poco esto con las siguientes imágenes. En la primera de ellas podemos ver graficada la elección presidencial del año 2015.
En la primera vuelta de esa elección, Daniel Scioli obtiene el 38% de los votos, Mauricio Macri el 34% y Sergio Massa el 21%, acaparando el 93% entre los 3
principales contendientes.
La descalificación de Massa obligó a su electorado a optar en la segunda vuelta, sucedida un mes más tarde, entre las dos ofertas que quedaron en pie.
Según estudios realizados en aquel momento, 2 de cada 3 electores de Massa se volcaron hacia Macri y el restante hacia Scioli, favoreciendo el triunfo del candidato de Cambiemos.
Este hecho es revertido en la elección del año 2019 cuando Massa decide aliarse al cristinismo pasando junto con él también 2 de cada 3 votos de su espacio, quedando el tercero en poder de Roberto Lavagna; tal como se muestra en esta otra imagen de abajo.
Según el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, no es Sergio Massa quien movería esos votos de un lado a otro, sino quien los persigue. Es decir, los electores ‘desregulados’ toman por cuenta propia su decisión de apoyar a tal o
cual espacio y Massa, de agudo ojo clínico para leer encuestas, corre detrás de ellos.
Así las cosas lo sucedido con el espacio de Sergio Massa en ambas elecciones nos muestran que la bipolaridad es insoslayable y no estaría dejando espacio, al menos competitivo, para el surgimiento de una tercera fuerza.
Pero ambas imágenes anteriores corresponden a resultados electorales donde se obligó a la ciudadanía a optar entre un menú fijo de oferta ¿Qué pasa cuando el menú es a libre elección de los ciudadanos, cuándo no están conformadas las candidaturas que las representarán? Pues, nos encontramos con esta otra imagen
de la derecha realizada en base al promedio de varias encuestasnacionales en el último mes ¿Qué vemos? Exactamente el mismo escenario pre electoral de 2015:
un voto cristinista consolidado en el 38%, uno macrista consolidado en el 34%, uno opositor no macrista rondando el 7% y el desregulado, massista, lavagnista con 21%.
En este escenario, el surgimiento de un albertismo nacional competitivo electoralmente requeriría no solo hacerse de los votos desregulados y volátiles del massismo y lavagnismo sino además apropiarse de votos cristinistas u opositores-macristas. Lo primero mas probable dedo los antecedentes. Lo segundo improbable dado el grado de ideologización de esos electores y la
escasa voluntad rupturista o transgresora presidencial.
EL CAPÍTULO RIONEGRINO
Es temprano aún para esbozar conclusiones pero los primeros datos que recibo de los estudios que estamos empezando a realizar desde nuestra consultora, nos indican que el escenario electoral se presenta bastante fragmentado.
En la legislativa 2017 la hoy intendenta de General Roca, María Emilia Soria del FpV, se alzaba con el 41% de los votos, seguida por la radical Lorena Matzen con el 20% y Fabián Gatti de JSRN con el 19%. El entonces ARI comandado por Magdalena Odarda alcanzaba el 12% y todas las izquierdas juntaban el 8%.
En la última elección legislativa 2019, los votos a diputados se repartieron en 45% para el peronista Martín Soria, 32% para Luis Di Giacomo de JSRN, 19% para el macrista Sergio Winsky y 4% se llevó la izquierda.
Con lo cual los números de nuestra encuesta nos indican que el 38% de votante cristinista es un piso que puede crecer con votos a obtener del globo de ‘desregulados’. JSRN necesitará que esos votos sean los menos posible ya que allí también acudirán ellos en busca de los necesarios para igualar e intentar superar los conseguidos en 2019 por Di Giacomo. Y el macrismo necesitará hacer un nuevo esfuerzo para contener a los díscolos radicales que hoy no se identifican dentro del globo amarillo sino más bien dentro del anaranjado junto con otros votantes de izquierda y derecha no peronistas. En ese globo anaranjado, también, podría encontrar JSRN los votos necesarios para arrebatarle la victoria en Río Negro al oficialismo nacional.

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